Ley de Medios aprobada en Diputados
Publicado en La Verdad Obrera nº343
Por Daniel Satur
“La inclusión de las telefónicas tiene que ver con la convergencia tecnológica, la cual en algún momento se va a dar, es inexorable y sería intentar ocultar el sol con las manos”. Cristina Fernández de Kirchner, 14 de Septiembre de 2009
TN, miércoles, 23:20 hs. Las caras de Bonelli y Silvestre lo dicen todo. En el cierre de A Dos Voces los periodistas, enervados, lanzan el último de sus proyectiles, previo a la votación en Diputados: “Con la ley de medios k muchos canales y radios van a tener que cerrar, y van a quedar muchos trabajadores, periodistas y camarógrafos sin empleo”. Chantaje hacia la próxima votación en el Senado o crónica de un lock out patronal anunciado, lo cierto es que el Grupo Clarín acusaba así la derrota que acaba de sufrir a manos del kirchnerismo.
Al Gobierno lo perseguía de cerca la sombra de la frustrada votación de “la 125” el año pasado. Por eso estaba dispuesto a usar todos los recursos con tal de alejar la más mínima posibilidad de perder.
El “volantazo” de Cristina, anunciando que eliminaba del proyecto oficial la autorización a las telefónicas para dar triple play (TV, teléfono e Internet a través de un mismo cable y brindado por una misma empresa), allanó el camino para que la ley tuviera media sanción. La postergación de la participación de Telecom y Telefónica dejó sin argumentos a la centroizquierda (Proyecto Sur, Solidaridad e Igualdad) y al Partido Socialista, que se venían negando a votar con el Gobierno. Solanas, Lozano y Macaluse habían hecho campaña contra ese punto del proyecto oficial, dándole letra de paso a Clarín en su embestida anti K. Pero en menos de un día, la concesión del kirchnerismo despejó las piedras del camino, y con 146 votos el Gobierno logró tener media ley adentro.
Las “telcos” a esperar... un poquito nomás
El giro dado para sumar votos en la ley de medios no impedirá a las telefónicas competir con Clarín. La misma Presidenta explica la maniobra: “La inclusión de las telefónicas tiene que ver con la convergencia tecnológica, la cual en algún momento se va a dar, es inexorable y sería intentar ocultar el sol con las manos”.
Por su parte las propias telefónicas anunciaron que, si bien no les gusta quedar afuera de la nueva ley, tampoco es tan terrible. No es para menos, si ni el más “combativo” de los diputados progresistas mencionó siquiera la elemental anulación de las privatizaciones menemistas de los canales de TV y de las telecomunicaciones.
Telefónica y Telecom seguirán detentando la exclusividad de postes y cables en todo el territorio nacional (alquilándoselos incluso a otras empresas menores), manteniendo todos sus privilegios adquiridos con el remate de la vieja ENTEL. Y en una próxima etapa, con otros recursos legales, podrán entrar al triple play sin tanto ruido.
El solanismo y los ex-ARI recibieron gustosos las concesiones formales del kirchnerismo (un acto de “sensatez política”, dijo Pino) mientras se siguen garantizando los negocios de las privatizadas: Eurnekian y Werthein, empresarios amigos de los K, posiblemente se queden con la totalidad de las acciones de Telecom; y Telefónica anuncia inversiones por $1.700 millones, acompañando las políticas oficiales. Las “telcos” aceptan postergar su participación en radio y TV por el momento, y el Gobierno convence a la centroizquierda para que vote su proyecto.
El progresismo queda así atrapado en su utopía de un capitalismo no monopolista, regulado por comisiones parlamentarias y con reglas de juego “para todos por igual”. Con los artículos reformados a propuesta suya, levanta la mano en el recinto. Los monopolios telefónicos y los canales privatizados siguen haciendo millonadas por minuto. Y el Gobierno, respira tranquilo.
“Sale o Sale”
Con estas palabras TN anunciaba ofuscado que la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual será un hecho consumado en pocos días más. Los empresarios amigos del Estado, las burocracias de la CGT y la CTA, los intelectuales K y muchos progresistas “críticos” disfrutan del momento de revancha contra Clarín y sus laderos “republicanos”.
La Iglesia, las camarillas de las universidades y no pocas grandes empresas, también reciben con agrado la noticia. Estas últimas, camufladas de “cooperativas” (Credicoop, Sancor) o “fundaciones” (YPF, Pérez Companc, Konex) serán las que estén en inmejorables condiciones económicas para copar el tan mentado tercio del espectro (dial y frecuencias) reservado al sector “sin fines de lucro”.
Todos ellos podrán ir ahora en busca de sus propias radios y canales. Negociarán, eso sí, con “autoridades de aplicación” menos ejecutivas de lo que pretendía el interventor del COMFER Mariotto, ya que otra negociación con la centroizquierda culminó en un ente con más composición parlamentaria.
La artillería desplegada en la disputa deja un tendal de verdades enchastradas en la pantalla. Desde Clarín denuncian los negociados de las burocracias sindicales con los remedios truchos, los aportes de las mafias a la campaña de los K y las íntimas relaciones del Gobierno con empresarios amigos.
El Gobierno y sus escribas responden relatando la oscura historia de Ernestina de Noble, sus tranzas con la Dictadura, los hijos apropiados y el largo derrotero concentrador de Clarín, el Grupo Uno y demás corporaciones. Muchas de esas denuncias, de un lado y del otro, son verdades que desnudan la podredumbre que envuelve a los capitalistas y sus gerentes. Verdades que todos saben, pero que en tiempos de calma burguesa todos guardan bajo siete llaves.
Mientras tanto, de la verdadera libertad de expresión, ni noticias. En el GrupoClarín las persecuciones a los trabajadores de prensa son una constante (ver aparte). Los 150 despedidos de Crónica, diario manejado por la UOM, son censurados cuando denuncian los atropellos y persecuciones. Y a tres años de su desaparición, Julio López también es eliminado de la agenda mediática nacional.
Expropiar y poner en manos de los trabajadores y el pueblo toda la infraestructura de la comunicación, el papel prensa (hoy en manos de la paradójica sociedad Clarín-la Nación-Estado Nacional) y las imprentas para las publicaciones, las antenas, cámaras y micrófonos para hacer escuchar la voz de las mayorías; no fue ni será un proyecto votado por un Gobierno y un Congreso llenos de empresarios, burócratas sindicales y lobbystas de los monopolios.
La real libertad para expresarnos sólo podrá venir de la mano de un gobierno de los trabajadores, que abra paso a la liberación de las masas explotadas y oprimidas del yugo del capital y de toda forma de dominación.
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