Publicado en La Verdad Obrera nº385
Por Daniel Satur
Con la Ley de Medios aún en stand by, la pelea entre el kirchnerismo y Clarín se centra en la lucha por el control de Papel Prensa y en las derivaciones de la causa contra Ernestina de Noble por la apropiación de dos menores durante la dictadura. Ambos temas se discuten en los medios, de uno y otro lado se dispara artillería pesada y hasta puede que alguno salga herido en la batalla.
Sin embargo, a pesar de los discursos sobre “libertad”, “verdad” y “justicia”, tanto la camarilla gobernante como los monopolios mediáticos nada tienen para ofrecer a los millones de personas que trabajan 10 o 12 horas diarias, por salarios miserables y sin el más mínimo derecho a la expresión, a la organización y a la protesta.
Papelones
El kirchnerismo quiere intervenir más y participar mejor de las ganancias de Papel Prensa, la empresa productora del insumo básico para los diarios. Allí el Estado es socio de Clarín y La Nación desde 1978, cuando Videla, Ernestina y los Mitre sellaron un pacto sangriento repartiéndose las acciones arrancadas en las salas de tortura a los empresarios originales.
Varios funcionarios y medios oficialistas focalizan sus discursos en ese pasado nefasto de los dos diarios de mayor tirada. El secreto a voces que siempre fue la historia de Papel Prensa ya se relata en notas periodísticas, libros e informes televisivos.
Pero negocios, son negocios. El Gobierno sabe que blandiendo esos prontuarios puede seducir a una base social (sobre todo sectores medios) dispuesta a escuchar azorada los chanchullos de algunos especímenes de las clases dominantes. Pero sabe también que esa batalla discursiva no implica necesariamente ir a fondo en la guerra económica.
Cristina dijo que impulsará “un precio igualitario y cupos de venta para los diarios del interior, en igualdad de condiciones con los dos accionistas mayoritarios de Papel Prensa”, haciéndole un guiño a decenas de diarios que, aunque grandes regionalmente, negocian en inferioridad de condiciones con Clarín y La Nación. Y agregó que la empresa debe incrementar su producción para evitar la importación de papel. O sea, más negocios para la sociedad privado/estatal.
Mientras no dice qué piensa hacer con esas acciones mal habidas en poder de Clarín y La Nación, el gobierno intenta meterse a los codazos en el reparto de las ganancias. Por eso mandó a intervenir en la empresa a Guillermo Moreno y nombró en el directorio nada menos que a Beatriz Paglieri, la misma que en el INDEC truchaba los índices de precios al consumidor. Lo que resta saber es cómo reemplazarán Moreno y Paglieri a la patota de UPCN del INDEC. Si los trabajadores de Papel Prensa se organizan contra los aprietes patronales, capaz que se enteran.
Aunque los Kirchner y Clarín tratan de reacomodarse y entenderse mejor, no podían faltar algunos chisporroteos. Las trompadas que volaron en una de las últimas reuniones de directorio parecen códigos propios de ese “entendimiento”. Moreno y Reposo (titular de la SIGEN y síndico de la empresa por parte del Estado) descargaron su “diplomacia” contra el abogado de la gerencia financiera, José Soaje Pinto. Más allá de los modales, el encontronazo ayudó a saber qué profesionales defienden a Clarín y La Nación. Soaje Pinto fue defensor de Facundo Uriburu -bisnieto de José Félix, primer presidente de facto-, un racista condenado en 2003 por insultar y amenazar a una anciana afrodescendiente en un supermercado. También defendió al nazi Walter Kutschmann, buscado por Alemania desde 1967 por participar en una matanza de judíos en 1941; a Seineldín, el carapintada, y a Alejandro Biondini, el neonazi dirigente de Nuevo Orden Social Patriótico.
Innobles
La otra batalla se da alrededor de la causa por apropiación que pesa sobre Ernestina de Noble. Cuando parecía que algo iba a saberse a partir de los análisis de ADN sobre las muestras extraídas el 28 de mayo, el Banco Nacional de Datos Genéticos finalmente dijo que esas pruebas no servían.
El kirchnerismo acusó a la familia Noble de contaminar las prendas secuestradas por la policía. Lo que en cierta medida choca con las afirmaciones de la jueza acerca de que el operativo había sido “ejemplar” y la veracidad de los resultados de los análisis estaba “garantizada”.
A su vez Clarín dice que el propio gobierno habría maniobrado, “frente al hecho de que no se habrían hallado coincidencias con el ADN de las familias de desaparecidos a las que podrían corresponder”.
Incluso hay quienes afirman que las verdaderas identidades de Felipe y Marcela nunca se conocerán, ya que estaría en marcha un “acuerdo” entre gobierno y Clarín para no tensar más una cuerda que, de cortarse, lastimaría a muchos.
Acertadas o no esas hipótesis, lo cierto es que los familiares que buscan a sus nietos deben seguir luchando contra el entramado judicial que oculta el destino y la identidad de más de 400 chicos apropiados.
Mientras el Gobierno y los monopolios se tiran petardos (algunos estruendosos y con olor a podrido) un relevamiento del sitio Diario sobre Diarios1 indica que desde el 8 de julio Clarín “aflojó” sus tapas rabiosas contra la corrupción kirchnerista, aminoró sus chicanas y hasta empezó a criticar más duramente a Macri.
Clarín sigue jugando su partido. Lo hizo en dictadura. Lo hace en democracia. Lo hizo con Videla, con Menem y con Kirchner. Varios funcionarios y aliados k se esfuerzan en desmentir cualquier posibilidad de arreglo con Clarín. “Imposible -dicen-, sobre todo cuando está abierta la causa por la apropiación de Felipe y Marcela” (la misma que estuvo paralizada durante todo el gobierno de Néstor, de 2003 a 2008).
Mientras, el kirchnerismo sigue sin tocar uno solo de los archivos que están en poder del Estado, con los que se accedería a datos, nombres y lugares que llevarían a la verdad de forma directa (hace unos meses la revista Veintitrés, del kirchnerista Spolsky, demostró que esos archivos existen y tienen información precisa). Felipe y Marcela están en el exterior. Ernestina sigue haciendo negocios. Magnetto está ajado pero no vencido. Papel Prensa es un polvorín, pero vende papel a lo loco y sigue contaminando. Y 6,7,8 sigue empalagándose en su “buena onda”.
1 - http://www.diariosobrediarios.com.ar/eldsd/diario/2010/julio/diario-21-julio-2010.htm
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