Quienes sostenemos este blog tenemos como materia prima para nuestros análisis y críticas la interminable serie de mentiras, manipulaciones y operaciones de prensa de un grupo de capitalistas que construyen sus ganancias poniendo a funcionar diarios, radios, canales y multimedios. Más allá de sus discursos, sean oficialistas u opositores, sean privados o estatales, más allá de sus pujas intestinas, los grandes medios de comunicación nos mienten, manipulan la información, acallan las voces de quienes luchan contra los poderosos y hasta justifican las aberraciones cotidianas que ejecuta impunemente la burguesía.
Fue Bill Kovach, viejo periodista del New York Times y ganador de varios premios Pulitzer, quien dijo que “el periodismo es la primera versión de la historia”. Interesante definición. Pero claro, si la historia es relatada en su momento inicial por el Times, el Post, El País, Clarín, la RAI, Le Monde, CNN, Al Jazeera, O Globo, BBC o cualquier otro medio en mano de poderosos; ¿cuál es la historia que se nos presenta ante los ojos y los oídos día a día?
¿Qué lugar nos tiene reservado en la historia a los explotados y oprimidos de esta sociedad ese enjambre global de medios periodísticos? ¿Qué partecita de sus páginas y sus señales nos toca a quienes cada mañana levantamos nuestros huesos inaugurando otra jornada en la que venderemos nuestras energías a cambio de salarios que apenas servirán para comer, vestirnos y viajar ida y vuelta a la fábrica, al taller, a la oficina o a la escuela?
Somos concientes de que gran parte de las cosas que ellos publicitan son inalcanzables para nuestros bolsillos, de que las vidas que intentan ofrecernos están demasiado lejos de nuestras posibilidades, de que el ciudadano al que ellos les hablan vive en un barrio, en una ciudad, en un mundo que no nos pertenece. Y sin embargo nos hablan con la hipócrita benevolencia de quien cree que está a nuestro servicio.
Interesante la definición de Kovach. Tanto que se pretende verdadera. Pero la Historia de los que luchan casi nunca es relatada por él y sus colegas. La Historia de los trabajadores, de las mujeres, de los sectores populares, de los pobres, de las incansables comunidades impulsadas a organizarse por el hambre, la bronca y el irreverente sentimiento de justicia; no llena las páginas ni el aire ni las pantallas de esos grandes mentirosos de la historia.
A nosotros nos convence más lo que alguna vez, luchando contra el poder reaccionario, escribió Rodolfo Walsh. “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.
Contra esa propiedad privada historizada, de cuya primera versión pretende dar cuenta el periodismo de los capitalistas, intentamos dar testimonio. Apenas somos escribientes urgidos. Apenas podemos dar cuenta de algunas mentiras y pelear para sacarlas del medio. Pero por algún lugar debíamos empezar. Por eso sacamos de los medios lo que creemos que hay que cuestionar. Por eso lo cuestionamos, para sacarlo del medio y que no estorbe. Y por eso, también, cuanto más nos abocamos a batallar contra ellos, más nos sacamos.
Sacado del Medio, con la certeza de que esa libertad, la que los medios llaman cínicamente libertad de expresión, será un engaño mientras sobre la prensa se pose, con total impudicia, el poder del capital.
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