Más derivaciones del caso Papel Prensa
Publicado en La Verdad Obrera nº393
Por Martín Espinosa
Cruce de acusaciones entre el gobierno y el ex fiscal Strassera
Julio César Strassera, el ex fiscal que ganara prestigio con el Juicio a las Juntas en 1985, desde hace un mes es blanco de las críticas por parte del gobierno. Todo arrancó luego de que afirmara que “no existían pruebas” de que Lidia Papaleo de Graiver hubiera sido presionada en 1976 a firmar la entrega de las acciones de Papel Prensa a Clarín, La Nación y La Razón.
Tras el alineamiento de Strassera y sus correligionarios con los Noble-Magnetto, Aníbal Fernández lo calificó como “un personaje despreciable” que “pasó a ser buen personaje con el juicio a las juntas militares, pero en el Proceso tuvo un gesto horrible y de un maltrato a los detenidos, superlativo”.
A su vez la presidenta recordó que al ex gobernador de Santa Cruz, Jorge Cepernic, cercano a Montoneros, Strassera (designado fiscal por la dictadura) le denegó un Habeas Corpus tras ser detenido por los militares en el ‘76. Cristina lanzó esa frase luego de que el ex fiscal fuera homenajeado por la UCR al cumplirse un nuevo aniversario del informe de la CONADEP conocido como “Nunca Más”, documento madre de la versión alfonsinista sobre los ‘70 donde se despliega la nefasta teoría de los “dos demonios” (que equiparaba al terrorismo de Estado con la guerrilla y toda expresión política radicalizada).
En verdad no sorprende el rol de Strassera durante la dictadura. Como afirmó Myriam Bregman, abogada del CeProDH y el Colectivo Justicia Ya! en el programa Pateando el Tablero de AM Splendid, “Strassera en la dictadura mandó archivar la causa de los curas palotinos en dos oportunidades. En la dictadura ya era fiscal, juró por las actas del Proceso y ahora dice que jamás le dijeron que robaron Papel Prensa”.
Efectivamente el juez Guillermo Rivarola fue quien primero investigó la “Masacre de San Patricio” ocurrida en Belgrano en julio de 1976, donde fueron asesinados cinco religiosos. Y lo hizo entre el ‘76 y el ’77, cuando el fiscal a cargo era el mismo Strassera. A pedido de éste la causa fue sobreseída provisionalmente, por que no se habían encontrado “responsables” y luego volvió a caer debido a “falta de elementos” para avanzar.
Pero en todo cruce de acusaciones la verdad (parcializada) suele colarse. Strassera contraatacó los dichos de Cristina acusando a los K de haberse dedicado exclusivamente “a hacer plata” durante la dictadura.
Claro, no está diciendo nada nuevo. Investigaciones periodísticas aportaron datos (nunca desmentidos) en los últimos años que cuentan cómo el matrimonio se trasladó de La Plata a Río Gallegos tras el golpe y, en apenas cinco años, lograron multiplicar su patrimonio.
Lejos de los “derechos humanos” Néstor y Cristina se dedicaron en esos años al rubro “cobranzas y recupero”. Desde el Estudio Kirchner lograron buenos dividendos asociados a bancos y financieras y bien vinculados con el poder militar de la provincia.
Quien acercaba nuevos negocios al Estudio era Armando “Bombón” Mercado. El entonces marido de Alicia Kirchner manejaba el Sindicato Petrolero (SUPE) de Santa Cruz, alineado con la ortodoxia derechista del peronismo. Él acercó inquilinos de YPF a la veintena de propiedades de Néstor y los contrató a él y a Cristina como abogados del gremio.
Parece que los trapitos no quieren dejar de salir al sol, entre las acusaciones cruzadas y la puja entre burgueses como la del gobierno con Clarín. Sin dudas la dictadura es un tema muy caro a la clase social que llamó al golpe; los capitalistas, sus instituciones y partidos.
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