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miércoles, 13 de marzo de 2013

¿Qué era eso de la Ley de Medios?

Sabbatella, Cristóbal López y Tinelli
Marcelo Tinelli protagonizando un spot publicitario de Oil, la petrolera de Cristóbal López


Una vez más, el gobierno demostró que la Ley de Medios sólo era un instrumento ajustable a sus necesidades en la pelea de poder con Clarín, algo que no tiene nada que ver con una verdadera democratización de la comunicación y la información. Esta semana la AFSCA (la autoridad que aplica la ley) aprobó la venta de C5N, Radio 10 y otras señales por parte de Daniel Hadad a Cristóbal López, empresario amigo de los Kirchner. Y lo hizo incluso pasando por encima de artículos de la propia ley que con tanto fervor dice defender.
Mientras el artículo 41 dice que las licencias de radio y TV son “intransferibles”, Hadad le vendió esas licencias a López en 2012, quien al poco tiempo ya estaba conduciendo las señales haciéndolas cada vez más oficialistas. Cuando se le preguntaba si esa operación era o no legal, el presidente de la AFSCA Martín Sabbatella solía quedarse mudo, un poco por no tener argumentos y otro por el shock con el que había quedado tras el fiasco político del 7D.

Ahora, a casi un año de esa venta ilegal la AFSCA aprueba la transferencia diciendo que se dio en el marco del “proceso de adecuación” exigido para quienes tienen más medios de los permitidos. Sin embargo la compraventa se hizo mucho antes de que la AFSCA iniciara ese proceso para el resto de los grupos mediáticos. La maniobra de Sabbatella es un nuevo mamarracho que muestra lo poco relevante que resulta la letra de la Ley de Medios cuando de intereses millonarios se trata.

Cristóbal López es uno de los empresarios que más se enriquecieron gracias a los favores del kirchnerismo. Del manejo de casinos y tragamonedas (negocio perfecto, altas ganancias y pago mínimo de impuestos) a la extensa red de estaciones de servicio Oil que pueblan rutas y ciudades de todo el país, su Grupo Indalo representa una de las caras más obscenas del “modelo” kirchnerista. En ese sentido, la obtención de un canal de TV y algunas radios, lejos de ser obstaculizada, lógicamente contó con todo el aval del gobierno, mal que les pese a los fanáticos de la Ley de Medios.

Transando por un sueño

Después del traspié del 7D, cuando el gobierno se jugaba a poner en caja a Clarín y le salió mal, las huestes oficiales comenzaron a buscar alternativas para debilitar lo máximo posible a la Corpo.

Las maniobras oficiales lograron hace unos días concretar “el pase del año”: la ida de Marcelo Tinelli del Trece, una de las usinas de Magnetto, hacia Telefe, su vieja casa. Se trata de un duro golpe para el Grupo Clarín, ya que no sólo le sacó uno de los productos televisivos con más rating sino que el pase a Telefe fortalece la audiencia de uno de los canales más oficialistas, perteneciente al Grupo Telefónica, una gran corporación aliada al oficialismo. El hecho provocó no sólo la ira de Suar sino, por ejemplo, la bronca de Lanata, quien guiado por su actual rol de editorialista de Clarín viene destapando el asunto por Mitre.

Pero además del “pase del año”, el kirchnerismo también viene tentando a periodistas y figuras, poniendo mucha plata, para que abandonen el barco clarinista. El caso reciente de Mauro Szeta, el especialista de policiales que dejó TN y Radio Mitre para instalarse en C5N, confirma que la táctica de “vaciamiento” de la Corpo puede dar también buenos resultados. Szeta no sólo consiguió un mejor sueldo, también logró ocupar un puesto para el que siempre se sintió llamado: tener a cargo “policiales” en el canal de Feinmann, Doman, Laje y Baby Etchecopar no es poca cosa. Ahora puede desplegar toda su ideología reaccionaria a pleno, mucho más incluso de lo que lo hacía en las señales de Magnetto. Todo este movimiento no puede explicarse más que por la necesidad del gobierno de CFK de fortalecer una gran red de medios masivos que le sean funcionales de cara a las próximas elecciones y, sobre todo, frente a las presidenciales del 2015. Un gran aparato de propaganda cada día más necesario para sostener un relato “Nac&Pop” que hace aguas por todos lados. Un aparato que, si es necesario, deberá fortalecerse pasando por encima de la propia Ley de Medios.

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