Página12 le brindó una columna al “historiador
anticapitalista” Ezequiel Adamovsky, un
texto de opinión que de anticapitalista tiene poco y de histórico nada. Vaya
aquí un post del compañero Octavio
Crivaro discutiendo con el artículo en el blog La Troska Rosario.
¿Qué se propone la
“nueva izquierda”? Discutiendo con una columna de Ezequiel Adamovsky.
Por Octavio Crivaro
Hace
pocos días Página 12 publicó una columna de Ezequiel Adamovsky,
historiador e intelectual de la COMPA, titulada “Una nueva izquierda”.
Se sabe que este diario suele dar poco espacio a la izquierda. (Fe de
erratas: donde dice “poco” debe decir “casi cero”). Por eso sorprende la
decisión de Adamovsky de aprovechar los espacios de su columna sobre “Nueva Izquierda”,
para despotricar contra los partidos de izquierda, o contra una visión
de la izquierda partidaria que parece formateada en conceptos forjados
durante los duros años de reveses neoliberales.
Revolución Rusa: a la “papelera de reciclaje”
Adamovsky
parte de definir que la “estrella” de la izquierda anticapitalista
declina con la burocratización de la URSS. En efecto, la degeneración
burocrática de un estado obrero como la URSS, nunca podría haber sido
gratuita. Un proceso que revirtió inéditas y enormes conquistas sociales
y culturales, hasta llegar a la restauración capitalista; y que
convirtió un estado basado en consejos democráticos de obreros y
campesinos, con plena participación de los partidos sovieticos, que
discutían la orientación de la economía, de la guerra, de los asuntos
“de interés general”, en una burocracia parasitaria y totalitaria,
obliga a los socialistas, a los anticapitalistas revolucionarios a sacar
lecciones. El PTS ha escrito decenas de artículos en la revista
Estrategia Internacional discutiendo este enorme sacudón. Recomendamos este artículo de Emilio Albamonte y Matías Maiello, y este aporte de Claudia Cinatti, que polemiza con posiciones de Aldo Casas.
Pero
asumir la inevitabilidad de la burocratización de todo estado de
transición al socialismo, como intentaron establecer los ideólogos
capitalistas en su momento más triunfalista, es una conclusión
derrotista, que lleva indefectiblemente a que el “anticapitalismo” no
sea más que una cobertura nominal de izquierda a una práctica política
que no escapa de un reformismo del capitalismo, pero no a un
cuestionamiento revolucionario. En este brete cae Adamovsky, que quizá
por ello habla del fracaso de la URSS omitiendo mencionar la lucha de
León Trotsky y la Oposición de Izquierda que dieron una batalla sin
parangón frente a la burocratización y el aislamiento chovinista de la
URSS. Pero, claro, hacer esto puede implicar dar crédito a la “izquierda
partidaria” que es, veremos, poco menos que un cuco… Sin embargo Adamovsky, como dice Les Luthiers, “sigue siguiendo”.
Una exageración polémica (¿no?)
Para
denostar a la izquierda partidaria, Adamovsky sostiene que estas
organizaciones reproducen internamente, prepárese señor lector, el
sovietismo estalinista, creando “pequeñas dictaduras personales”.
Desconocemos si previo a adscribir a la “nueva izquierda” Adamovsky fue
víctima de algún gulag o exilio en alguna pequeña organización política.
Pero como sí sabemos que su crítica no apunta a los efectivamente
moscovitas PC, le decimos: ¿no será un poco exagerado, compañero,
confundir la existencia de esas organizaciones que entronaron un “gurú”,
con una deformación burocrática que costó millones de vidas y varias
revoluciones acogotadas?

Pero
además, con su reduccionismo poco democrático y, disculpen el chiste,
un poco “moscovita”, Adamovsky “liquida” (cree hacerlo) toda una
tradición sin tener que mancharse en la faena de criticar
“concretamente”. El PTS, uno de los miembros del indeseable club de la
izquierda partidaria (¡alejaos, fieles!) participa política y
sindicalmente en 150 sindicatos; tiene referentes públicos sindicales
reconocidos y representativos; forma parte de un Frente de Izquierda que
sacó 700 mil votos; cuenta con referentes estudiantiles conocidos y
perseguidos por la justicia; sacamos publicaciones, revistas y libros,
etc. Las críticas sobre errores, que los tenemos, por nuestra exposición
y militanciadeberían y podrían ser puntuales. Pero es más fácil
englobar, desconocer, colocar un mote, un sello y apretar el botón. Eso
hace Adamovsky. En rigor, una dosis de modestia, al menos, lo llevaría a
ser respetuoso de una corriente que tiene una aun inicial pero, valga
el oxímoron, ya destacada participación y referentes de combate en el
movimiento obrero, trabajo del que, como reconocen compañeros de la
COMPA, su organización carece. Pero esto no merece ni una reflexión.
Discutiendo sobre autoorganización
Adamovsky
omite decir algo. Como pusimos en un artículo luego del Foro Nacional
de Educación por el Cambio Social, ni toda la izquierda partidaria es un
mismo bloque “burocrático”, ni los que hablan de “prácticas
horizontales” efectivamente las aplican. En dicho Foro, por ejemplo,
ninguno de los referentes políticos, intelectuales o sindicales de la
“izquierda partidaria” (¡fora Satán!) fue invitado: ni Raúl Godoy de
Zanon, ni Javier Hermosilla de Kraft, ni Claudio Dellecarbonara del
Subte, ni los hijos de desaparecidos o nietas recuperadas como Vicky
Moyano, ni Christian Castillo, recibieron un mail, un llamado o un fax,
para hablar en un foro donde Adamovsky denunciaba la limitación de una
izquierda que se encierra en sus propias ideas. Qué ironía. Incluso
polemizamos con las organizaciones estudiantiles tal cual las dirigen
los militantes universitarios de la COMPA, muchas de las cuales carecen
absolutamente de métodos democráticos y una de las cuales, el centro de
Psicología, llegaron a apoyar la acreditación ante la LES, siendo parte
de la gestión propulsora de esta demanda neoliberal.
Por
el contrario: el PTS es una organización, digamos, fervorosamente
propulsora de organizaciones de base, democráticas, de trabajadores y
estudiantes. “Nuestro” socialismo, como el de Trotsky, no es un mantra
burocrático que se impone por el avance de un partido
superestructuralmente. Solamente la existencia de sujetos pensantes
puede permitir que una estrategia que se propone revolucionar las bases
sociales, morales y políticas del capitalismo, gane peso.
Por
ese mismo motivo el PTS prefiere el debate y la clarificación, y por
eso invita a los referentes de otros grupos o corrientes de pensamiento
para debatir en nuestros foros o jornadas de Marxismo. Aldo Casas puede
dar fe de ello, ya que ha conocido varios de nuestros locales, en los
que hemos debatido fraternalmente.
Pero
hay más: desde el PTS en la reciente Conferencia Nacional de
Trabajadores, permitimos que hagan uso de la palabra a dirigentes del PO
e IS, con los que formamos el Frente de Izquierda. Pitrola y Graciela
Calderón pudieron hablar ante los 4000 trabajadores y militantes
presentes, al igual que el compañero Omar Villablanca, Secretario
General del Sindicato Ceramista del Neuquén y miembro del sector
independiente de La Marrón. Incluso, una delegación del partido se
entrevistó con referentes del FPDS en la COMPA, y a pesar de constatar
las importantes diferencias que tenemos, les propusimos que participen
como observadores, cosa que hicieron algunos compañeros, sin que, por lo
que sabemos, nuestro “estricto control disciplinario” les haya
producido heridas físicas o morales.

Nosotros
rechazamos todo manejo feudal o sectario. Por ejemplo, ningún
movimiento de desocupados, ni partidario ni independiente, tuvo jamás
una política de impulsar un movimiento piquetero conjunto, donde se
hagan asambleas unitarias y donde las decisiones, medidas de lucha o
referentes para hablar en los medios o para negociar con el Estado, sean
rotativos, votados en asamblea, etc. Por eso, horizontales o
partidarios, siempre “hablan” los mismos referentes.
En
Zanon, el PTS fue impulsor de que, para cubrir los nuevos puestos de
trabajo, ingresen militantes de todas las corrientes con las que
polemizamos como el PO, el MST, Libres del Sur (antes de que sean K),
etc. Lejos de ver esto como un riesgo, fue una forma efectiva para
politizar y hacer más consciente un proceso que alternó ya 3 secretarios
generales (uno trotskista, Godoy, y dos independientes, López y
Villablanca). Esto, gracias a la reforma del estatuto impulsada por el
PTS, que ataca, ¡oh!, la posibilidad de dirigentes vitalicios.
Con los hijos críticos de Josep y Nikita, sí
Adamovsky
habla de alejarse del “ethos productivista del socialismo tradicional”,
pero su itinerario lo llevó a pasar de una reivindicación de las
asambleas populares como meca de la organización horizontal y de base, a
entrar a una organización que reivindica a un gobierno encabezado por
un comandante paracaidista de las FF.AA., “ethos” del estado
capitalista, que defiende al “ethos clásico del capitalismo”: la
propiedad privada de los medios de producción.
Hay
más: Adamovsky, defensor del alternativismo zapatista cuando el
autonomismo estaba en boga, en su columna reivindica a la Coalición de
Izquierda Radical griega. A este frente, conocido como Syriza, lo
encabeza Synaspismos una vieja ruptura del PC griego, parte integrante
del llamado Partido de la Izquierda Europea, junto al PC Francés,
desarmador del Mayo Francés y enemigo de lo que se llamó “nueva
izquierda” en aquel caliente 1968.
Syriza
fue masivamente votado por trabajadores y la juventud, odiosos del
referéndum con el que el imperialismo alemán buscó acogotar al pueblo
trabajador griego. Sin embargo, Alexis Tsipras, candidato de la
Coalición en las elecciones, lejos de todo anticapitalismo, hizo toda la
campaña electoral tranquilizando a Alemania de que Grecia no se iría
del Euro y planteando, en lugar del No Pago, hacer una auditoría de la
deuda griega (lo que en Argentina levantan Pino o Binner: nada muy
anticapitalista, osea). Tsipras, exponente de la Coalición que levanta
Adamovsky como fresco ejemplo, reivindica el caso español, que evitó
firmar el ajuste pedido por la “troika” neoliberal encabezada por el
FMI. Se sabe del ajuste que, de todos modos, está pasando en España.
¿Qué estrategia?
Para
culminar: la crisis capitalista obliga, efectivamente, a debatir
estrategia, es decir, los objetivos, los sujetos y los alcances de la
izquierda. Frente a una clase que pretende descargar con furia, con
cierres, despidos, xenofobia y represión, los costos de una fiesta
empresaria, los militantes de izquierda tenemos que definir la
estrategia de superación del capitalismo. Toda visión que hable de un
anticapitalismo como forma de emparchar los costados más “diabólicos”
del capital, es utópico y prepara futuras decepciones. En ese sentido,
creemos que reivindicar los preceptos del IOPS como hace Adamovsky, que hablan de “trabajar
para mejorar de forma sustancial las vidas de sus miembros, eso incluye
contribuir a mejorar su autoestima, sus conocimientos, sus habilidades y
confianza, su salud mental, física, sexual y espiritual e incluso sus
vínculos sociales, sus compromisos y el disfrute de su tiempo de ocio” o
de “Imponer un nivel muy alto al peso de la prueba en el uso de la
violencia, incluso fomentando una actitud decididamente no violenta”,
frente a un capitalismo que cocina a fuego lento crisis agudas, guerras y
que ya da los primeros procesos revolucionarios en Africa, huelgas
generales, etc., es como prepararse para recibir una tormenta, dentro de
una casa de paja. Reivindicar una suma algebraica de movimientos,
pacifista, que rechaza el estado cuando se trata de “la toma del poder”,
pero lo defiende cuando se trata de “reformar desde el gobierno”, no es
una superación del marxismo estratégico de Lenin, Trotsky, Rosa
Luxemburgo, etc., sino un retroceso a las posiciones que estos
dirigentes combatieron con dureza. La lucha por un bloque obrero y
popular revolucionario y anticapitalista, merece refrescarse, innovarse e
incorporar nuevas y acuciantes tareas. Pero caducar, no caducó. A los
compañeros que busquen genuinamente una superación revolucionaria y
socialista del capitalismo, entre ellos compañeros de la COMPA, les
proponemos discutir estas cuestiones
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor firme el mensaje, aunque más no sea con seudónimos o iniciales.