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jueves, 26 de agosto de 2010

Qué papel nos toca


Papel Prensa: entre Derechos Humanos y pujas capitalistas


QUé PAPEL NOS TOCA


Publicado en La Verdad Obrera nº389 


Por Daniel Satur



El 18 de septiembre se cumplen cuatro años de la desaparición de Julio López. En aquel momento Néstor Kirchner llevaba tres años de gobierno. Eran tiempos de excelentes relaciones con Clarín, al punto que entre los dos (junto a otros medios y políticos patronales) se encargaron de silenciar y ocultar la desaparición del testigo clave en el juicio que condenó al genocida Etchecolatz. Clarín aumentaba sus negocios en paz mientras los K hablaban de “memoria” y “derechos humanos” para la tribuna.
Pero aquella armonía es parte del pasado. La apropiación de los hijos de Ernestina Herrera de Noble, la Ley de Medios, el Fútbol para Todos, Fibertel y Papel Prensa son ahora las puntas de lanza oficiales para disputar poder y negocios con uno de los monopolios mediáticos más grandes de América Latina.

Papeles manchados
La causa por la identidad de Felipe y Marcela Noble se trabó en laberintos judiciales. Por eso ahora el gobierno transformó el caso Papel Prensa en “causa nacional”. El gobierno hizo pública esta semana una denuncia que explica el negociado entre Clarín, La Nación y los militares para quedarse en 1976 con la productora del insumo básico de los diarios. En un acto en la Casa Rosada, junto a funcionarios y burócratas sindicales y al que también asistieron Hebe de Bonafini y la viuda de David Graiver, CFK relató parte de la historia y anunció una presentación judicial para que se investigue el caso. A su vez dijo que enviará al Congreso un proyecto para declarar de interés público la producción, distribución y circulación de pasta de celulosa y papel de diario, regular un acceso “igualitario” al mercado para todas las empresas periodísticas gráficas y crear una Comisión de diputados y senadores que “observen” las reuniones de directorio de Papel Prensa.
El discurso presidencial reprodujo un secreto a voces conocido hace años: Papel Prensa surgió de una asociación entre los militares, Clarín, La Nación y La Razón. Pero a ese relato el kirchnerismo agregó ahora la denuncia sobre el arrebato, bajo amenazas y torturas, de las acciones de la papelera a los Graiver, sumando en su “cruzada” a Lidia y Osvaldo Papaleo (de reconocida militancia en la derecha peronista de los ’70). Lidia Papaleo es la viuda de David Graiver, “un empresario ligado al sector de Gelbard”, líder de un holding con “intereses en Argentina, México, Panamá, Venezuela, Bélgica y Luxemburgo. En agosto de 1976, Graiver murió en un extrañísimo accidente aéreo en México. Su desaparición se produjo unos días antes de que dos de sus principales empresas quebraran y dejaran una deuda de más de 50 millones de dólares. Ex funcionario de Lanusse y amigo personal de Monseñor Plaza, Graiver era, además, propietario del 45% del diario La Opinión, dirigido por Jacobo Timerman, quien tenía excelentes relaciones con Viola” 1.
Lidia y Osvaldo Papaleo aseguran que Papel Prensa les fue robado. Pero otros miembros del Grupo Graiver dicen lo contrario. Isidoro, hermano de David, acaba de hacer pública su versión de los hechos donde afirma: “realizamos la venta de nuestros activos en las mejores condiciones que pudimos obtener, sin amenazas ni extorsiones y en libertad”. A su vez María Sol, hija del fallecido empresario, manifestó que tampoco ella tiene nada de qué acusar a Clarín y La Nación (Clarín, 25/08).
Si la idea es jugar al Gran Bonete, donde todos se acusan y al final nadie tiene la verdad, Clarín y el gobierno van por buen camino.
Los trapitos al sol que se están sacando unos y otros muestran en definitiva lo que le cabe al conjunto de la “burguesía nacional”. Todos fueron cómplices de la dictadura, incluso aquellos que, como consecuencia de las pujas de intereses millonarios, terminaron sufriendo secuestros, torturas y hasta asesinatos.

Lesa propiedad
Lidia Papaleo y otros miembros del Grupo Graiver sufrieron los mismos tormentos y vejaciones que los genocidas aplicaron al conjunto de la vanguardia obrera y popular. La relación entre estos empresarios nacionales (nucleados junto a otros grupos, como Madanes/ALUAR, alrededor de José Ber Gelbard y la CGE) y Montoneros fue el argumento esgrimido por los militares para justificar sus secuestros. Aunque los Graiver nunca reconocieron esa relación, Montoneros la confirmó mediante documentos que hizo públicos por esos años.
Los responsables de las violaciones a los derechos humanos deben ser condenados, hayan sido sus víctimas obreros, de clase media o incluso empresarios.
Sin embargo, lo más revelador de la historia de Papel Prensa es la “sociedad” existente entre el conjunto del empresariado y la dictadura genocida. Techint tenía campos de concentración en su propia fábrica. En centenares de empresas los gerentes posibilitaban que fueran chupados delegados y comisiones internas enteras. Jacobo Timerman y su hijo Héctor (hoy Canciller kirchnerista) aplaudían desde sus diarios a la dictadura. Y mientras tanto Clarín y La Nación negociaban más poder económico.

¿El “interés público” en manos privadas?
En el discurso de la Casa Rosada Cristina Kirchner definió al papel con el que se editan los diarios como un insumo de “interés público”, considerando que quien controla el papel, controla la palabra.
Si las miles de toneladas que produce Papel Prensa siguen quedando en pocas manos y las ganancias millonarias son usufructuadas sólo por la “sociedad” entre Clarín, La Nación y el gobierno de turno, la única salida realmente democrática es la expropiación de Papel Prensa, sin indemnización alguna y administrada directamente por un directorio común de los trabajadores de la fábrica y los trabajadores de prensa. Que toda “reparación” a la viuda de Graiver y sus familiares sea realizada por los propios diarios Clarín y La Nación con sus arcas millonarias. Los Kirchner dicen que el papel para diarios es de interés público.
Entonces que se nacionalice el conjunto de la producción nacional de ese insumo. Además de Papel Prensa hay que nacionalizar todas las papeleras, entre ellas Papel de Tucumán -propiedad de Alberto Pierri-, la segunda proveedora de papel de diarios a nivel nacional.
El objetivo del gobierno es garantizarles a todos los empresarios “la seguridad jurídica y las reglas del libre comercio”. Su “proyecto” no va más allá de lograr una competencia igualitaria entre grandes empresas periodísticas afines y los grupos con los que hoy está enfrentado. Hace años viene financiando a diarios como Página/12 o El Argentino, a canales como C5N o a radios como Del Plata y América. Así multiplicó varias veces el presupuesto de pauta publicitaria oficial destinada a sostener verdaderos aparatos de propaganda, privados y estatales. Y ni hablar de la estrecha relación entre el kirchnerismo y Telecom, en manos del monopolio Werthein, uno de los botines de las privatizaciones menemistas.
La libertad de expresión y de prensa pregonada tanto por el gobierno como por sus adversarios es incompatible con las propias leyes del mercado que tanto unos como otros defienden.
El conjunto de los recursos de la comunicación masiva, la infraestructura para producir y transmitir información, el papel, las ondas, las pantallas, los cables, las antenas y demás instrumentos (incluidas las redes y centrales telefónicas privatizadas en los ’90, Telefónica y Telecom, que hoy son aliadas del gobierno en el jugoso negocio que se abriría con la caducidad de Fibertel) deben dejar de estar en manos de esos pocos grupos privados. Es necesario que todos los medios de comunicación e información sean quitados de la influencia del lucro capitalista y pasen a estar en manos de los trabajadores.
Si los capitalistas y sus partidos cuentan con todos los medios para adquirir toneladas de papel, es indispensable el acceso gratuito de ese mismo insumo para todas las organizaciones obreras y populares, comisiones internas, sindicatos y partidos de izquierda, de forma tal que la difusión de ideas y opiniones se desarrolle sobre bases realmente democráticas.
Todo lo demás, aunque se tiña de épico, es un papel de reparto para los trabajadores y el pueblo.


1 - Hernán Brienza, “Madito tú eres. Iglesia y repersión ilegal”, Editorial La Marea, Buenos Aires, 2003

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